«El Arca de Santi» es la protectora de animales de Monzón. De la calle recogen animales abandonados ya sean perros o gatos.
A la hora de tener una mascota hay que ser responsable proporcionándole unos cuidados y mucho cariño. Y eso es lo que vamos a intentar hacer.
Desde hace un par de semanas estamos yendo un grupo de voluntarios a la protectora. Tras las explicaciones de las colaboradoras, el grupo estuvo listo para empezar con las distintas tareas entre las que se encuentran la limpieza del recinto o sacar a pasear a los perros que allí viven hasta que sean adoptados o acogidos.
Algunas de las impresiones de las personas participantes en esta colaboración han sido las siguientes:
«Me ha recordado cuando cogí a Flash y tenía que cuidarlo y lo paseaba por Extremadura. Eran cinco hermanos, hubo unos con más suerte que otros; algunos los cuidaron bien pero a otros no.
Dejar ayer a los perros del arca era una pena. Si cada uno tuviera un dueño moverían la cola cuando están alegres, con cada dueño se sentirían parte de un hogar. Ayer, al ver que veníamos se sintieron al final más queridos y cuando salgan por Monzón, estarán mucho mejor. Limpiar cuando hay tantos perros es un jaleo y hace falta mucha dedicación.
Ojalá se animase alguien a coger alguno.»
Gloria
«Ayer fuimos al Arca de Santi», paseamos a los perros, limpiamos las cacas, los bebederos y ordenamos los collares y les pusimos de comer. Fuimos en coche y otros andando. Cuando llegamos nos pusimos contentos porque hacía mucho calor caminando. Hacen una labor muy buena recogiendo los animales abandonados por sus amos para que tengan otra oportunidad, una persona que los ame y los cuide.»
Alfredo
«Nos fuimos un grupito de voluntarios miembros de ASAPME hacia la Asociación El Arca de Santi de Monzón, caminando, ya que solo hacía falta caminar unos 20 o 25 minutos hasta llegar allí.
En esta protectora de animales, hay más que nada perros y algún gatos.
Los perros eran todos muy sociables, cariñosos y ninguno agresivo. Estaban en habitáculos espaciosos, donde según lo grande que eran viven más o menos perros; todos eran de talla grande o mediana.
Sólo querían que los acariciásemos y eran muy cariñosos y sociables, y en un rato nos hicimos amigos.
Eran preciosos pero algunos tienen enfermedades. Me enteré que la leismaniasis, si se medicaba con el tratamiento incluso podía curarse; o la dirofilariasis (enfermedad que les hacen los gusanos que viven en el corazón) también se curaba.
Nosotros aquella mañana paseamos a unos cuantos perros y luego les limpiamos entre todos los habitáculos , después los lavamos bien y limpiamos los bebederos. Les pusimos agua limpia y comida, que era exclusivamente pienso.
A mí esta actividad me hace ilusión. Colaborar de esta manera con un par de horas cada dos martes, les ayudamos a que puedan vivir y que sean cuidados unos animalitos muy majos que han sido abandonados y maltratados.
Gracias a esta asociación y a ayudarlos entre todos los grupos de voluntarios, como nosotros, pueden tener una vida mínimamente buena. Lo único que les falta es tener un dueño porque yo entendí que si cada perro tiene un dueño que lo tratara bien serían más felices que viviendo todos juntos.