El lema de este año es Mirando hacia arriba, ya que «simboliza la mirada de un niño, siempre hacia arriba», explica María José Blanco, coordinadora de psiquiatría infantil del centro hospitalario.

La VIII edición, centrada en la atención infanto-juvenil, se dirige a sensibilizar a la sociedad sobre la calidad de vida que tienen los menores que conviven con una persona con enfermedad mental -facilitando una mejor comprensión y cambio de actitudes- y a difundir la realidad de estas personas a través de películas relacionadas con la salud mental infanto-juvenil. «Tratamos de ofrecer una imagen positiva de estos menores a través del cine y, al mismo tiempo, generar momentos de reflexión sobre la imagen distorsionada que tiene la sociedad», ha señalado. Se han proyectado cuatro películas y al término de cada una de ellas ha tenido lugar una mesa redonda en la que han participado profesionales de la salud mental y de instituciones relacionadas con este campo para explicar los aspectos más relevantes de la integración social de niños y jóvenes que viven con esta enfermedad.

De entre los temas abordados, Blanco destaca la resiliencia y el trastorno del espectro autista «porque creemos que en salud mental infantil es el problema más grave». Asimismo, subraya la importancia de «conseguir la normalización de un niño con salud mental grave o moderada, dándole los recursos que necesite en el sitio adecuado y consiguiendo de esta forma que no se desintegre». Los ciclos de Cine y Salud Mental que se celebran todos los años sirven para abrir canales de comunicación y permitir un análisis de la situación de las personas que padecen alguna enfermedad mental, sus familiares y los profesionales