Un día nublado , con buena temperatura que no nos causó ninguna molestia.

Nos pusimos a pintar después de los saludos y nos relajamos entre comentarios, vistas, pintura y risas.
Después de pintar unos cuadros preciosos, pusimos las mesas y las sillas colocadas para comer en un día campestre de compartida comida, amistad y cariño.

Al terminar de comer nos fuimos al Pilgrin a  tomar un café. Llegaron las despedidas.

Me quedo con la sensación de haber pasado un día que perdurará en la memoria.

J.B.C