Seguramente hayas escuchado que estar en contacto con la naturaleza produce muchos beneficios tanto físicos como emocionales. Pero, ¿Sabías que los efectos protectores de la exposición a la naturaleza sobre nuestra salud mental están respaldados por la ciencia?
Hoy, en la sección de Te recomendamos, te animamos a que lo compruebes por ti mismo o misma.
Las investigaciones citan, por ejemplo, que observar patrones que se repiten en la naturaleza a diferentes escalas de tamaño, como pueden ser flores, montañas, nubes, olas de mar, arbustos, hojas, etc. induce una mayor actividad de ondas alfa en el cerebro, asociadas a un estado de relajación y a una atención plena.
Los colores de las diferentes estaciones del año, los sonidos de aves y otros animales, del viento, del agua, o simplemente, de nuestro silencio; los olores del monte, de las flores, de la tierra húmeda… todo son estímulos sensoriales que nos permiten estar plenamente presentes.
Otras investigaciones, por ejemplo, descubrieron que la inhalación de compuestos volátiles de algunos árboles como el limonero o el pino disminuye la fatiga mental, induce a nuestro cerebro a un estado de relajación y mejora también el rendimiento cognitivo y nuestro estado de ánimo.
Esto es solo una pincelada de alguno de los efectos positivos que podemos obtener durante un paseo por la naturaleza. No hace falta que sea un recorrido exigente, ni siquiera tenemos que estar dentro de un entorno rural. En entorno urbano también existen espacios y recorridos naturales para explorar. Así que allá donde lo encuentres: camina, párate, observa, explora los sonidos, olores y vistas.